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Al igual que la de  los adultos, la indumentaria infantil gozaba de unos usos característicos, tanto en la cotidianidad como en la excepcionalidad que marcaban ritos de paso tales como el bautismo, la confirmación o la comunión.

 

A los recién nacidos se les fajaba estrechamente, con pañales o baldeños de tela del país y faldones de diversos tejidos. Se les sujetaba la cabeza con una cofia o gorrito de tela blanca colocada al nacer igual que los faldones, lo mismo a niños y a niñas hasta que caminaban. Cuando llegaba el momento de calzarlos no se hacía distinción de sexos vistiéndose ambos con batas o vestidos, sería más adelante cuando lucirían prendas diferenciadoras imitando la moda de los adultos.

El primer rito de paso de la edad infantil era el bautismo. Se le vestía con finas ropas blancas, según la encuesta del Ateneo realizada a comienzos del siglo XX, en Perarrúa, en la comarca de la Ribagorza, era costumbre adornarlos con lazos de color en la espalda. Siguiendo la corriente de religiosidad y ante la creencia en el daño que pudieran causar supuestos espíritus malignos, se protegía al recién nacido con amuletos, relicarios, escapularios o evangelios.

Desde el bautismo hasta los seis u ocho años era común en los niños el peinado con “periquillo”, es decir un mechón de pelo sujeto con una cinta en lo alto de la cabeza.

En Ansó el traje para la confirmación se componía del gorro de “periquillo”, realizado con algodones, sedas brocadas o cintas y confeccionado de forma que protegía el peinado, cuerpo blanco, delantal y  “faxadero” o pieza de paño rectangular de color rojo.

La comunión suponía para los niños entrar a formar parte de la vida social. Un paso casi definitivo hacia la vida adulta. En los lugares alejados de la influencia de las modas que imponían el uso del traje blanco, se utilizaban ropas que se estrenarían para este acontecimiento, en el caso de las niñas se aprovechaba para comprarles el mantón que utilizarían  más adelante. La Ascensión y el Corpus eran generalmente los días destinados para que los niños tomaran la primera comunión. Unos años tocaba para la Ascensión y otros para el Corpus. Las niñas, vestidas de blanco para la ocasión, podrían llevar el velo de tul bordado con hilos de seda; muchas veces realizaban esta labor en la propia escuela. Chicos y chicas comulgaban el mismo día, aunque si recibían la comunión el día de la Ascensión, tendrían que volver a ponerse el traje para la procesión del Corpus.

 

CHUSA RUIZ. Componente de Somerondón

Ajuares de niños